fotografía de Duane Michals
cuando es certera la distancia, Madame Schrödinger se deja mecer por la mano de trigo: el momento que habita es todos los momentos, su pensamiento no puede desasirse del contemplar la estepa interminable
tan cierta la melena, la cabeza oscilando sin mesura como un bosque sin norte
si Madame Schrödinger confía en lo más tibio, es ley que lo otro criará ramas de incertidumbre en el regazo
solo al abrir la caja, cuando la cuarta pared se vuelva río, Madame Schrödinger comprenderá que acariciar al tiempo un ser y un muslo es improbable como hallar pan en los vasos de una higuera
que la naturaleza desdibuja una parte
para ceder hueco a la prudencia, a la piel, al deseo